Si estás entre ir a Marín o a Poio y lo que quieres es saber “¿qué me sale más barato de verdad?”, vas bien encaminado: la clave no es solo el destino, sino cómo, cuándo y desde dónde sales. En ElTaxi 033 lo vemos cada día: dos personas pueden ir “al mismo sitio” y pagar distinto por tráfico, desvíos, semáforos infinitos o una recogida en un punto complicado. Por eso, en vez de soltarte un número al azar, aquí te explicamos cómo se forma el importe para que compares con cabeza. Y si te viene bien resolverlo rápido, puedes reservar un taxis en Pontevedra desde la web oficial y te orientamos según tu ruta y horario.

Lo que marca el contador: distancia, tiempo y contexto
Para comparar Marín y Poio sin liarte, piensa en el precio como una suma de “capas”. La primera suele ser la bajada de bandera, que es el arranque del servicio: en cuanto el viaje empieza, ya hay un mínimo que se activa. A partir de ahí, el importe se mueve por dos cosas: la distancia recorrida y el tiempo que dura el trayecto. Y aquí viene el detalle que mucha gente no tiene en cuenta: si el coche avanza lento (o se queda parado), el contador no se queda congelado. En la vida real, eso significa que un trayecto corto puede encarecerse si te comes un atasco tonto, una zona de rotondas cargadas o cinco semáforos seguidos. Por eso, cuando alguien pregunta “¿qué sale más barato?”, la respuesta correcta es “depende del momento”. No es por marear: es que el tráfico y la ruta mandan.
Distancia real vs distancia “en línea recta”
En el mapa todo parece fácil: miras y dices “Poio está al lado” o “Marín está aquí mismo”. Pero el precio no se calcula en línea recta: se calcula por el recorrido real que se hace por calles, accesos y giros. Y ahí aparecen diferencias que no se ven en un vistazo rápido. Por ejemplo, hay destinos en Poio que son muy directos desde ciertos puntos, y otros que obligan a entrar por una zona más lenta o con accesos menos cómodos. Con Marín pasa igual: según el punto exacto, puedes tener un tramo muy fluido o uno con más cruces y pasos urbanos.
Lo que recomendamos siempre es pensar en “origen exacto + destino exacto”, no solo “Marín” o “Poio”. Porque no es lo mismo ir a una parte céntrica y fácil, que a una calle interior donde toca dar una vuelta o buscar el número. Esa diferencia de pocos minutos a veces pesa más de lo que parece.
Cuando el tráfico manda: semáforos, rotondas y atascos
Aquí está el factor que cambia el partido: el tráfico. En horas normales y con circulación fluida, la distancia suele tener más peso. Pero cuando hay atasco o circulación lenta, el tiempo se vuelve protagonista. Ahí entra el tiempo de espera, que es lo que ocurre cuando el taxi está parado o avanzando a paso de tortuga por causas del tráfico o por esperas solicitadas.
Piénsalo en situaciones muy reales: llueve, hay más coches, la gente conduce más lento, hay doble fila porque “solo es un minuto”… y el trayecto se alarga. O sales justo a la hora en la que todo el mundo se mueve: colegios, oficinas, recados, compras. En ese escenario, Poio podría ser más barato en teoría, pero si te comes un cuello de botella, la diferencia se reduce. Y al revés: Marín puede salir razonable si pillas una ventana de circulación más limpia.
Nuestro consejo para ahorrar disgustos es simple: si puedes elegir, evita las franjas más cargadas o ajusta el punto de salida a una calle más accesible.
Horarios que lo cambian todo
No es lo mismo moverte a media mañana que salir de madrugada. Y no es lo mismo un día normal que un festivo o una jornada con mucho movimiento. Por eso, antes de comparar “¿Marín o Poio?”, conviene que te preguntes: ¿a qué hora vas a salir?
En muchas situaciones entra la tarifa nocturna, que cambia el escenario respecto a un viaje de día. De noche, además, no solo influye el horario: también influye que haya más paradas “incómodas” (gente cruzando, zonas con actividad, calles con coches mal aparcados). Todo eso puede sumar minutos. Y luego están los suplementos, que pueden aplicarse según normativa y circunstancias concretas. No es algo que aparezca siempre, pero cuando aparece, conviene tenerlo en cuenta para no decir luego “me salió más caro de lo que pensaba”.
Si tu plan es salir tarde (cena larga, vuelta de fiesta, evento), la comparación justa es entre destinos en ese horario, no con números de un viaje de mediodía.
Punto de recogida: el detalle que te puede ahorrar minutos
Esto parece una tontería hasta que lo vives: el punto exacto donde te recogemos puede cambiar el tiempo de inicio del trayecto. Si estás en una calle estrecha, con obras o con poca zona para parar, a veces hay que dar una vuelta para recogerte seguro y sin bloquear a nadie. Y esos minutos ya cuentan dentro del servicio.
Por eso, cuando alguien necesita recogida inmediata, una recomendación práctica es elegir un punto fácil: una entrada principal, una esquina amplia, una calle donde el coche pueda parar bien. De hecho, muchas veces compensa caminar 30–60 metros a un sitio más accesible, sobre todo en horas de tráfico o en el centro.

También ayuda muchísimo dar referencias claras: “en la puerta de X”, “frente a la farmacia”, “al lado de tal cafetería”, “en la esquina”. Cuando la recogida es rápida y limpia, el trayecto empieza mejor, hay menos vueltas y el precio sale más estable. Y tú te subes con la sensación de “ok, todo bajo control”.
Casos reales para hacerte una idea (sin inventarnos cifras)
Vamos a lo cotidiano, que es lo que de verdad te interesa:
Caso 1: sales un martes a media mañana, sin atasco, desde una zona fácil. Aquí normalmente Poio suele tener ventaja si el destino es cercano y el acceso es directo. El trayecto es fluido, el tiempo no se dispara y la diferencia se nota más por distancia.
Caso 2: sales en hora punta desde una calle con mucho semáforo, colegios o tráfico. En este caso, el destino “más cerca” no siempre gana porque los minutos pesan muchísimo. Si tu salida es lenta, la diferencia entre Marín y Poio puede estrecharse más de lo esperado.
Caso 3: sales de noche después de cenar o de una quedada, con calles con movimiento. Aquí entran variables de horario y pequeños tiempos muertos (paradas, cruces, búsqueda de punto exacto). En ese contexto, la comparación solo es justa si hablamos de la misma franja horaria y de un punto de recogida similar.
Así es como lo vemos nosotros: la ruta y el momento mandan más que el mapa.
Puntos típicos de salida: estaciones y “oleadas” de gente
Hay lugares donde el precio no cambia por el sitio en sí, sino por lo que ocurre alrededor. Un ejemplo clarísimo son las estaciones: cuando llega un tren o un bus con mucha gente, se generan “oleadas” de movimiento y, con ellas, más coches, más prisas y más tiempos de arranque.
Si sales desde la estación de tren, por ejemplo, es muy común que haya varios pasajeros pidiendo transporte a la vez, y eso puede influir en el tiempo que tardas en subir, organizar maletas y arrancar con comodidad. Y lo mismo pasa en la estación de autobuses, donde la llegada de varios autocares puede crear un pico puntual.
Aquí el truco para que el viaje sea más eficiente es elegir bien el punto de encuentro y estar listo cuando el taxi llega. Si tú estás ya con la mochila puesta y las maletas a mano, se gana mucho. Y si vas con familia, carrito o equipaje voluminoso, avisarlo ayuda a que la recogida sea cómoda y sin estrés.
Cómo pedir una estimación útil antes de subir
Si quieres que te orientemos bien, no hace falta complicarse: con cuatro datos se puede dar un rango bastante realista. Dinos el origen exacto, el destino exacto, la hora aproximada y si habrá paradas o esperas. Eso cambia todo.
Por ejemplo: “salgo a las 08:30 desde tal calle, voy a Poio a esta zona concreta, sin paradas”. Con eso se entiende perfecto el contexto: posible tráfico, ruta probable y tiempo estimado. Si en cambio me dices solo “voy a Poio”, lo normal es que la estimación sea más amplia porque puede variar muchísimo según el barrio o el acceso.
Y si quieres aprender a “leer” estos factores como un pro, te recomiendo leer nuestro artículo interno sobre cómo calcular el precio de un trayecto paso a paso. Te ayuda a entender por qué a veces dos kilómetros no se traducen en una diferencia fija, y por qué la hora del día cambia tanto el resultado.
Trucos para que el trayecto salga más eficiente (y más cómodo)
Aquí van consejos muy de calle, de los que funcionan:
- Ten el destino listo antes de subir. Evita el “espera que lo busco” con el taxi ya parado.
- Si puedes, elige un punto de recogida fácil. Una avenida o una esquina amplia suele ser mejor que una calle cerrada.
- Evita paradas improvisadas si tu objetivo es ajustar el importe. Un “paro un segundo” a veces se convierte en cinco minutos.
- Si sabes que tienes una hora crítica (cita, trabajo, tren), mejor usar reserva programada. No solo te quita estrés: también evita tiempos muertos de última hora.
Y si tu viaje es por trabajo, reuniones o visitas profesionales, pide factura para empresa desde el inicio. Así lo llevas ordenado y no te acuerdas luego cuando ya estás a mil cosas. Al final, la comodidad también es parte del ahorro: menos vueltas, menos esperas, menos lío.
Si vas con maletas, peques o personas mayores: el precio no es lo único
Hay un punto que nos parece importante decir: a veces el “más barato” no es lo mejor si te complica la vida. Si vas con maletas grandes, carrito de bebé o acompañas a una persona mayor, lo que más compensa es un servicio cómodo y directo, sin tener que improvisar.
En esos casos, el valor del puerta a puerta se nota muchísimo. No es lo mismo que te dejen “más o menos cerca” que llegar exactamente donde necesitas, sin cargar peso de más, sin mojarte si llueve y sin jugarte un mal paso en una acera estrecha.
Además, cuando hay equipaje, el tiempo de subida y bajada puede alargarse (normal), y por eso es buena idea avisarlo al pedir el servicio. Así la recogida se organiza mejor, con menos prisas y menos “minutos tontos” de espera. Y tú viajas más tranquilo, que al final es lo que quieres cuando ya vas cansado o con el día encima.
Conclusión: cómo decidir entre Marín y Poio según tu plan
Entonces, ¿qué suele salir más barato? En la mayoría de situaciones “normales”, Poio tiende a tener ventaja por cercanía desde muchos puntos habituales. Pero la realidad manda: si hay tráfico, si sales en hora punta, si el punto de recogida es complicado o si vas en horario nocturno, la diferencia puede estrecharse e incluso cambiar.

La mejor forma de decidir es comparar tu caso real: origen exacto + destino exacto + hora aproximada. Con eso, la estimación deja de ser una apuesta y se parece mucho más a lo que te marcará el contador. Y si te apetece hacerlo fácil y sin vueltas, cuéntanos tu ruta y te orientamos con claridad (sin humo y sin números inventados). Nosotros preferimos que tengas expectativas realistas desde el minuto uno: así el viaje a Marín o a Poio va como tiene que ir… tranquilo, directo y sin sorpresas.
Preguntas frecuentes sobre precios y trayectos
1) ¿Por qué dos viajes “parecidos” pueden costar distinto?
Porque el taxímetro no mira solo kilómetros: también cuenta el tiempo (tráfico, semáforos, retenciones) y el recorrido real que se hace por calles.
2) ¿Poio siempre sale más barato que Marín?
No siempre. Muchas veces sí por cercanía, pero si hay atasco, desvíos u hora punta, la diferencia se puede reducir o incluso cambiar.
3) ¿De noche suele salir más caro?
A menudo sí, porque puede aplicarse una tarifa distinta y además suele haber más “tiempos muertos” al recoger o circular por zonas con movimiento.
4) ¿Puedo pedir una estimación antes de subirme?
Sí. Lo ideal es dar origen exacto, destino exacto, hora aproximada y si habrá paradas/esperas. Con eso te podemos orientar con un rango realista.
5) ¿La espera cuenta si bajo “un momento”?
Sí, si el servicio queda detenido o avanzando muy lento por tu petición (o por tráfico), ese tiempo puede contabilizarse. Mejor avisar si vas a tardar.


